XENOFOBIA EN TIERRA DE HOSPITALIDAD?

Por las noticias vehiculadas en los órganos de información, tal vez son por todas conocidas, las manifestaciones xenófobas acaecidas en África del Sur a partir del día 12 de Mayo, que han afectado a todos los extranjeros residentes en el país.

En la secuencia de los actos de intolerancia, violencia y muerte, perpetrados por algunos ciudadanos sulafricanos, murieron más de 40 mozambiqueños y otros 35.000, se vieron obligados a regresar  compulsivamente al país, despojados de sus haberes, cargando apenas el fardel de su sufrimiento material y moral. Estos mozambiqueños fueron al país vecino en busca de trabajo para mejorar las condiciones de vida de sus familias. Tanto la ingratitud como el olvido son actitudes recriminadas por todo el pueblo mozambiqueño. Es conocido que el pueblo sulafricano, en su lucha contra o apartheid,  siempre encontró en Mozambique apoyo y solidaridad. Además de que millares de trabajadores mozambiqueños, en las minas de oro, dejan su salud y su esfuerzo realizando duros trabajos que otros no quieren hacer.

Los Obispos de Mozambique en el mensaje emitido por este motivo, titulado “No oprimas al extranjero, Jer. 22,3”, hacen una lectura de las causas de este hecho:  “Tentando comprender el origen de esta onda de violencia cuyo albo, en este momento, son los inmigrantes en África del Sur, nos parece que esta situación resulta de la degradación de la condición social, de la distribución  desigual de la riqueza, de la exploración de la mano de obra barata (extranjera) en detrimento de trabajo y salarios justos reivindicados por los sulafricanos. Por otro lado, la riqueza generada en África del Sur, que no es pequeña, parece estar lejos de ser distribuida equitativamente por todos, La vida mejor soñada por el pueblo sulafricano, con el fin del apartheid, no esta siendo una realidad”.

Junto con los actos más violentos y desde todo punto de vista reprobable,  ha habido también una reacción solidaria y fraterna muy grande en la misma África del Sur. Una gran manifestación liderada por varias organizaciones ciudadanas, salió a la calle en Johannesburgo, manifestando su repudio. Ha habido voces autorizadas denunciando estos hechos,  tales como Desmond Tutu, Obispo anglicano, premio Nóbel de la Paz o el Obispo de Johannesburgo, que ha hecho un apelo urgente para que las iglesias se abriesen como refugios para acoger a  los extranjeros y para que todos los cristianos compartiesen sus bienes con ellos fraternalmente.

También algunos de los mozambiqueños que regresaban, respondían así a los reporteros que les interrogaban: “Conseguí salir ileso y con tiempo para llevar lo mas importante de mis bienes porque mi vecina sulafricana, aceptó esconderme en su casa y guardar mis bienes”; “He tenido la suerte de que la policía me escoltase de mi casa hasta la estación del tren con dirección a Maputo”…

Aquí en Mozambique la reacción del Gobierno ha sido positiva creando, dentro de lo posible, las mejores condiciones de acogida y regreso a los lugares de origen de los regresados. Pero a nadie se esconde que la  vulnerable situación social de pobreza absoluta en la que se vive, no va a ayudar a una integración deseada por todos pero imposible en esta realidad. Algunos ya hablan de regresar a África del Sur, cuando la situación se normalice.

Nosotras estamos acompañando estos acontecimientos, juntamente con todo el pueblo, experimentando la indignación y la revuelta, compartiendo el sufrimiento y la esperanza de las familias, abiertas a comprometernos con las iniciativas que  entre todos sean vistas como más oportunas.

Para ver imágenes, pueden entrar en nuestro blog: http://misionerasdominicasmozambique.blogia.com/