VERDADERAMENTE RESUCITÓ EL SEÑOR?
Mientras recorremos el camino de la vida, vamos descubriendo nuevos horizontes de sentido iluminados por nuestra fe.la celebración de la Pascua es uno de los momentos en los cuales somos confrontadas por el misterio de la pasión del amor e la pasión del sufrimiento, que son iluminados desde la experiencia de la resurrección del Señor, desde su paso de este mundo al Padre. Para nosotras que creemos que Jesús de Nazaret, por el poder de Dios, fue resucitado de entre los muertos y venciendo el mal nos salvó para siempre.Cuando vivimos la Pascua como un paso que nos hace transitar de las tinieblas, de lo viejo, de la esclavitud y del pecado para la luz, la novedad, la liberación y la gracia, nos sentimos cuestionadas: ¿Cómo vivo e experimento este sentido de la Pascua?¿Será que podemos dar testimonio desde nuestra misión de que el Señor resucitó? ¿Cómo intuimos alrededor de nosotras que el mal no tiene la última palabra?
Aquí os dejamos algunas reflexiones que nos hacemos a nosotras mismas y que os ofrecemos como gesto solidario de aquellas que desean buscar juntas los caminos del Resucitado en nuestra “Galilea”, esa presencia viva en nuestra historia.
Si, podemos testimoniar que en el día a día la Pascua acontece…
Ø Cuando una madre empobrecida que llama a nuestra puerta para buscar un “pez” y poder comer un día, después de varias sesiones de formación, comparte en el grupo de mujeres con voz fuerte y decidida: “ahora lo que deseo es aprender a pescar”
Ø Cuando un enfermo portador del virus de SIDA, sin rostro ni belleza aparente, frente al cual se vuelve la cabeza, es acogido y tratado con ternura, con humanidad y fraternalmente, porque se le reconoce el derecho a la vida e a la dignidad como persona humana.
Ø Cuando debajo de un árbol los niños avanzan en su proceso escolar, sin tener en cuenta las inclemencias del tiempo ni las dificultades que estas circunstancias les acarrean porque son víctimas inocentes. Hay una profesora que les anima e acompaña en el desarrollo de sus capacidades para crecer en la vida.
Ø Cuando una mujer seropositiva, entra en la cada de una vecina del Barrio porque la ve echada en una estera, sepultada por la tristeza, el desánimo y la exclusión. Ella le habla con ternura, desde su propia experiencia, que es posible la recuperación, volver a la vida y participar, luchar para sobrevivir. Solo es necesario iniciar el tratamiento retroviral que acaba por aceptar.
Ø Cuando los jóvenes voluntariamente ofrecen aquello que son y tienen para compartir con aquellos que necesitan, con gesto fraternal. Alentando deseos, despertando iniciativas y tejiendo en conjunto relaciones nuevas porque otro mundo es posible.
Ø Cuando una monitora de alfabetización permanece junta a una mujer con persistencia y constancia y nao desiste en su empeño de ayudarle e animarle en un aprendizaje que se reviste de las dificultades propias de quien le fue negado hacerlo en un tiempo y en una edad más oportunas.
Ø Cuando las mujeres buscan dentro de ellas mismas la fuerza que ignoraban tener y se arriesgan a iniciar pequeños negocios para mejorar la vida de la famili. Hacen todo por todo para devolver el préstamo hecho después de conseguir sus pequeños lucros.
